Una cultura de prevención de riesgos o mitigación de accidentes. El antes y después de un sistema integral de salud y seguridad ocupacional en la empresa



El bienestar de los colaboradores en centros de trabajo, sean estos oficinas, fábricas, transporte…, es un tema que adquirió resonancia en el pasado reciente. Hay casos excepcionales de empresas que siempre tomaron este aspecto con seriedad y buenas decisiones. Otras, en las que sus propietarios, directivos y gerentes mostraron una postura apática, de desinterés, y hasta esgrimieron argumentos en contra de un ambiente laboral de bienestar. Eran de la opinión que implementar medidas, dotar de equipos de protección, señalar adecuadamente áreas, llevar a cabo simulacros de emergencia… era un gasto para el cual no se asignarían recursos. 

 Afortunadamente, asistimos a una transición, a un cambio de cultura en las empresas y negocios; al menos, es evidente que esa es la tendencia. ¿Cuál? Desde una cultura de seguridad hacia una cuyos elementos y componentes se nutren entre sí y permean todo el entorno laboral. La primera, tradicional, es un proceso iterativo, secuencial, enfocado a identificar y manejar el peligro; está a cargo de una persona, o grupo, designado para tomar la responsabilidad y velar por ello; su naturaleza es curativa y atiende la emergencia. Los colaboradores se rigen por una normativa. 

En cambio, la segundavisión actual, enfatiza la prevención de los riesgosincorpora a involucrados y procesos a un sistema dinámico, holístico, que se percibe en todos los aspectos del funcionamiento. La responsabilidad es de todos y, como cultura, va más allá del lugar de trabajo, puesto que los colaboradores la llevan consigo a su hogar y familia, al supermercado, a las actividades de entretención… en una palabra, permea a la comunidad y a la sociedad. Se traduce en hábito se incorpora a un estilo de vida, uno de salud y seguridad personal, familiar, laboral-profesional y comunitaria. 

En el enfoque tradicional, se consideran costos; un renglón de gasto. En cambio, con la óptica actual hay una medición del costo-beneficio, una en la que los réditos son mayores. Si lo que se enfatiza es la productividad del negocio, la cultura SSO es un poderoso aliado… “si los colaboradores están bien, la empresa está bien; y si la empresa está bien, los colaboradores también”. Así de sencillo: corto, simple, claro.  

Si los colaboradores se limitan a acatar un cuerpo de reglas, su respuesta corre el riesgo de ser reactiva. El cambio de una culturaSSO de tradicional a una actual se traduce, y entiende mejor, en función de la metodología que Stephen Covey nos sugiere en su obra: Los siete hábitos de las personas altamente efectivas. Es decir, equivale a un proceso secuencial desde un estadio de dependencia, a uno de independencia hasta terminar, felizmente, en uno de interdependencia. En este, los colaboradores, integrados en equipo de trabajo efectivo bajo un liderazgo proactivo, suman no restan; hay sinergia y se obtienen resultados extraordinarios.  

Es una relación de proporcionalidad directa: a mayor reactividad en conductas, mayor frecuencia de accidentes; a mayor entorno de interdependencia, mayor prevención de riesgos. La cultura fortalecida de SSO mueve a la empresa, y a sus colaboradores, desde un énfasis en el cumplimiento hacia una actitud de convencimiento. Desde la seguridad en que cero accidentes es imposible, basada en instinto, hasta la certeza en que cero incidentes es sostenible, basada en una conducta recíproca de ayuda y vigilancia

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